Formar a estudiantes con pensamiento crítico se ha convertido en un mantra. Es el objetivo por excelencia de cada proyecto educativo en una sociedad democrática respetable del siglo XXI” (A. Barbieri)
Leyendo un documento del Foro Económico Mundial este planteaba que para el futuro lo mejor es incluir el pensamiento crítico como una habilidad fundamental del ser humano no solo en lo educativo sino en la manera en que encaramos los problemas.
Igualmente se preguntaba si era posible enseñar pensamiento crítico en las escuelas, pero al respecto debemos preguntarnos inicialmente si nuestro sistema educativo está preparado para ello y si el conocimiento brindado a los estudiantes es suficiente como para adaptar esta idea en su forma de pensar.
Para contextualizar se define el pensamiento crítico como esa herramienta natural que deviene desde lo cultural hasta lo social y que permite crear conciencia acerca de la habilidad que tiene el ser humano de racionalizar cada uno de los fenómenos, pero al mismo tiempo, esa capacidad de interpelar los mismos o crear nuevos conceptos, es decir, ser capaces de enfrentar los argumentos de otros con ideas propias que de alguna manera rebatan lo que otros dicen al respecto.
De ahí que se debe auscultar si la educación que se brinda desde la escuela es suficiente para crear la necesidad de ese pensamiento crítico, o si por el contrario seguir desinformados es una manera de defenderse de la realidad social en que vivimos, o si es viable hacer comprender que “es simplemente una actitud que consiste en desconfiar de lo que nos dicen y enseñan”.
Lo otro es si existe disciplina desde el maestro hasta los que escriben las políticas educativas para formar seres humanos que piensen críticamente, que tengan la voluntad de emitir un juicio y al mismo tiempo de tomar una decisión y además defenderla de sus detractores. Pero entonces viene el otro interrogante, la investigación social que se hace en Colombia es suficiente como para reforzar esa habilidad innata en el hombre pero que debe pulirse y perfeccionarse a través del tiempo, con incidencia del folklore y la cultura, de las propias vivencias y experiencias, o falta todavía mucho análisis del sistema educativo como para crear esta cátedra en todas las instituciones.
Necesitamos de una sociedad abierta democrática, en donde los ciudadanos puedan estar informados sin censuras desde el gobierno o partidos políticos o empresas de comunicación para que todo lo que ocurra llegue al último colombiano, y que al mismo tiempo tenga espacio suficiente para analizar lo comunicado, hacerse una idea y conceptualizar ese fenómeno, para explicarse a sí mismo o a los demás si se está de acuerdo con la decisión o los resultados o los fines queridos; es decir, dar la oportunidad por todos los medios posibles de enfrentar la ideología malsana y sus consecuencias en la vida política del país.
Se requiere además desarrollar una capacidad aplicable a todas las situaciones como laborales, familiares, sociales, vitales y hasta económicas para tener esa capacidad de poner todos los huevos en una canasta (Chopra) para unir desde las fuerzas naturales hasta los fenómenos sociales, tendientes a identificar aquello que debemos cambiar, igualmente mejorar o desechar de esa práctica inusual que envuelve al hombre.
Ahora bien, el ser humano está en la obligación de tomar sus propias decisiones, de evaluarlas en poco tiempo y simultáneamente desplegar esa gran cantidad de información que se recibe a diario no solo a través de los medios masivos de comunicación sino desde las redes sociales, que permean su intelección, lo cual conduce a desarrollar esa capacidad mental inherente al individuo no solo para recordar y contextualizar el problema, sino arrojando resultados que lleven a la comprensión del sentido de vida.
No es necesario saber mucho para comprender que a través del tiempo vivimos castrados intelectualmente, desde el mismo momento en que el pensamiento crítico no fue entendido como esa herramienta que requiere el hombre para desarrollar todo su potencial, pues desde Sócrates se sabe que este “no es la concepción, sino lo que este como herramienta ayuda a lograr con los alumnos”; es necesario entonces recurrir a los juegos de entrenamientos cerebrales para aumentar el poder de la inteligencia, agudizar el cómo observamos los distintos fenómenos que mejoran o perjudican la existencia, e insistir en que el pensamiento crítico haga parte como asignatura dentro del pensum escolar desde el momento mismo de ingreso a la escuela hasta llegar a la universidad.
Claro, soñar no cuesta nada y mirar los toros desde la barrera tampoco.